Wednesday, September 23, 2009
Llovía...
...hoy en La Crosse mientras yo estaba dormida. Llovía también mientras la casa se impreganaba del olor a café. Llovía cuando metía mis libros en la bolsa y también cuando me recogía el pelo.
Y al salir llovía, con calma. El agua caía sin prisa, flotaba un rato entre las ramas de los árboles antes de decidir precipitarse contra el empedrado de la calle. Y mis pasos parecían más silenciosos que nunca, y las hojas secas de la calle también parecían mudas.
Y olía a otoño. A un otoño que ha llegado sin anunciarse, con discrección y saber estar. A un otoño discreto que ha empezado a manchar las copas de los árboles de rojos y ocres.
Y olía a ocre.
Olía a casa.
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